Países que financian el terrorismo se reúnen en Madrid, bajo los auspicios de la ONU, para decidir cómo acabar con Siria
El descaro y la hipocresía del neoliberalismo y sus medios hegemónicos ocultan a sus súbditos y audiencias que el ISIS fue una creación del gobierno de Obama, en la que participaron las dictaduras del Golfo Pérsico (principalmente Arabia Saudita), además de buena parte de los gobiernos europeos.
Curiosamente, no tratan de “eliminarlo”, sino de impedir que aumente el número de militantes, lo que elevaría el dispendio que sale de las arcas de Washington, Bruselas y Riad.
El objetivo del encuentro, que finaliza hoy martes, es desarrollar una serie de estrategias y técnicas para guiar a los Estados miembros en sus esfuerzos por abordar el problema que plantea ese crecimiento de elementos.
Ni una palabra sobre el armamento que utilizan los miembros de ese colectivo, habitual en las FFAA europeas y norteamericanas. Ni una palabra sobre los miles de millones de dólares provenientes de la explotación y venta de los pozos petrolíferos que controla el ISIS en Libia y Siria.
Ni una palabra sobre por qué la banca privada del viejo continente, además de la estadounidense, no es capaz de bloquear las cuentas corrientes en las que se ingresan cantidades enormes de dólares y euros, que sirven para que el ISIS pueda adquirir vehículos, misiles, tanques de última generación y armamento químico.
Los terroristas de ISIS se han hecho con el control de grandes territorios en Iraq y Siria, gracias al bloqueo que la Unión Europea y EE.UU. (Turquía juega un papel preponderante en esa estrategia) mantienen contra el gobierno legítimo de Bashar Al-Assad, objetivo último del yihadismo y del neoliberalismo, dos caras de la misma moneda.
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